Parte del libro de José Diaz Herrera "Pedro J al desnudo", donde habla del enfrentamiento entre los hermanos De Salas, auspiciado desde la sombra por Pedro José Ramirez.
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Antigua militante antifranquista condenada a nueve meses de prisión, María Elena de Salas Castellano vive en una casa de campo, en el pueblo de Cubjac, 200 habitantes, a 160 kilómetros de Burdeos.
En las Navidades de 1987 u 88 (debió ser en el 1988), que no lo recuerda bien, invitó a cenar a su padre, Juan de Salas Merle, ya viudo, a su hermano Alfonso de Salas Castellano y a su familia.
En mitad de lo que debía ser una agradable velada familiar, Alfonso dijo.─ Llevo varios meses trabajando en secreto, haciendo un periódico. En cuanto pueda me separo de mi hermano.
─ ¿Estás bien de la cabeza, Alfonso? ¿Vas a traicionar a Juante [Juan Tomas.], a la persona que te ha sacado de los apuros, que te ha buscado trabajo cuatro veces? ─ le preguntó María Elena. (Hasta del INI echaron a Alfonso)
─ Voy a hundirlo. Aunque sé que él solo se va a arruina pero si no lo consigue, yo me voy a prestar muy gustoso a echarle una mano.
─ Eres igual que Caín. Acabas de darle el mayor disgusto de su vida a papá. Vete de casa y no vuelvas ─ le echó María Elena.
Las entrevistas telefónicas que sostuve con Elena de Salas, hermana del fundador de Diario y Cambio 16 revela un dato desconocido hasta hoy. No hubo ninguna conspiración del Gobierno, no existieron financiaciones ocultas ni tramas siniestras maniobrando desde la sombra para echar a Pedro J. Ramírez de Diario 16 por el asunto de los GAL como él repite.
Existió, en cambio, un propósito premeditado y claro de un grupo de altos cargos (Pedro Jota acogotado por Juan Tomas y Alfonso de Salas, el hermano inútil y segundón) de la casa encaminado a hacer en secreto un periódico, marcharse de Diario 16 y moverse a sus anchas. Era la única salida posible a los continuos enfrentamientos del "impoluto" director con el editor del Grupo 16.
Se lo cuenta al autor Balbino Fraga, jefe de publicidad de Diario 16 y uno de los cuatro miembros del comité de dirección. «Un año antes, a la vista de que la situación se deterioraba (miente), Alfonso de Salas y yo empezamos a diseñar un periódico en secreto para competir con El País. Como había que estudiar su viabilidad, metimos a Juan González en el proyecto, para que hiciera los números. Los informes secretos los guardábamos en su ordenador y el rotativo ─ que luego fue El Mundo─ se llamaba «Futuro».
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Lo que no sé si Dice Diaz Herrera, en su libro que mañana mismo me compro, es que a esas cuatro cabezas: Pedro José Ramirez, el segundón Alfonso de Salas, el ambicioso y ladrón Balbino Fraga y Juan Gonzalez, se unieron los 7000 millones que les dió, de entrada y a bajísimo interés, Mario Conde.
Con el dinero de Mario Conde y utilizando como pantalla al grupo francés Hersant lanzaron la opa hostil que costó en solo una noche 5.000 millones a Juan Tomas de Salas y fue el principio del fin de su grupo editorial.
En esa limpia y sana acción se juntaron todos los mejores del "sindicato del crimen", como les llamaba Juan Tomás de Salas, a quien la puñalada trapera de su envidioso y propio hermano -al que había sacado del paro y colocado en su grupo editorial- le costó unos días más tarde su primer infarto de miocardio.
El día del entierro de Juan Tomas, en Agosto del 2000, su viuda, su hermana, su cuñado, sus sobrinos y sus amigos estaban en un lado. Alfonso y su mujer apostados solos en un rincón, lógicamente Pedro José Ramirez no apareció, ni tampoco los otros dos.