El viernes pasado falleció el premio Nobel de literatura, José Saramago, aquel que para "culta" Espe era una gran bailarina, y ayer el diario vaticano L'Osservatore Romano arremetió contra el escritor portugués dedicándole un artículo en el que lo define como "un populista extremista de ideología antirreligiosa y anclado en el marxismo, vamos que salvo decir que tenía cuernos, rabo y olía a azufre...
Para Claudio Toscani, periodista vaticano, Saramago además era "un hombre de ninguna admisión metafísica que estuvo, hasta el final, anclado en el materialismo histórico, alias marxismo. Colocado de forma lúcida en la parte de la cizaña, se declaraba insomne por el solo pensamiento de las cruzadas o de la Inquisición, olvidando el recuerdo del "gulag", de las purgas soviéticas, de los genocidios, de los "samizdat" culturales y religiosos; por último su novela "El Evangelio según Jesucristo" (1991), es una obra "irreverente" que supone un "desafío a la memoria del Cristianismo y de la que no se sabe qué salvar por ser una obra mala".
Ahora resulta que la novela que le mereció recibir el Premio Nobel de Literatura en 1998, era un birria y todo porque Saramago siempre fue muy crítico con la iglesia y el catolicismo.
Doctores tiene la iglesia y gilipollas también, además de algunos buenos "cristianos vaticanos" que no esperan ni a que el muerto esté frío y sepultado para ponerlo a parir.
Para Claudio Toscani, periodista vaticano, Saramago además era "un hombre de ninguna admisión metafísica que estuvo, hasta el final, anclado en el materialismo histórico, alias marxismo. Colocado de forma lúcida en la parte de la cizaña, se declaraba insomne por el solo pensamiento de las cruzadas o de la Inquisición, olvidando el recuerdo del "gulag", de las purgas soviéticas, de los genocidios, de los "samizdat" culturales y religiosos; por último su novela "El Evangelio según Jesucristo" (1991), es una obra "irreverente" que supone un "desafío a la memoria del Cristianismo y de la que no se sabe qué salvar por ser una obra mala".
Ahora resulta que la novela que le mereció recibir el Premio Nobel de Literatura en 1998, era un birria y todo porque Saramago siempre fue muy crítico con la iglesia y el catolicismo.
Doctores tiene la iglesia y gilipollas también, además de algunos buenos "cristianos vaticanos" que no esperan ni a que el muerto esté frío y sepultado para ponerlo a parir.
Menuda estupidez, así que debemos respetar a Saramago pero no a Franco. ¿Acaso no está muerto también?...
ResponderEliminarTu doble rasero, como el de todos los izquierdosos y progres, es vergonzoso e indignante.
Mira chaval, es fácil de enter que uno es un escritor (premio Nobel) y el otro un dictador asesino.
ResponderEliminarBern, puede que yo sea una estúpida pero a ti te quedan pocas neuronas sanas o te falta un hervor. Además de ser un demagogo de escaso nivel intelectual vas a lo más facilón.
ResponderEliminarComparar o utilizar la figura de un premio Nobel -ROJO- con un dictador -AZUL- solo se te puede ocurrir a ti.
Te felicito.
Menudos valientes, ¿no? Nada más morir, ¡hala! a ponerlo verde sin que pueda defenderse. Esa es la caridad y calidad cristiana del vaticano y de toda la curia católica!!!!!
ResponderEliminarL'Osservatore Romano, ejemplo de intolerancia y sectarismo. Ya se sabe que dios hizo al hombre a imagen y semejanza, por eso es que Jehová es una mierda.
ResponderEliminar¡Respetad a los muertos, hijos de San Pedro!
No es extraño que una congregación de fanáticos y extremistas religiosos, que utilizan la ignorancia y el miedo de los más débiles y necesitados, critique la labor de un hombre cultivado, justo y honrado como era Saramago. Una persona que ha ayudado a muchísima gente con sus libros y filosofía a entender la vida de una manera muy humana no debería ser criticada, y más recién fallecido, tan duramente por una congregación religiosa que vive del cuento eterno y formada EN DEMASIADOS CASOS por pederastas, pervertidos sexuales, iluminados y demás embaucadores amantes de cuentos chinos.
ResponderEliminarHa mentido la iglesia en lo que afirma???... noooooo
ResponderEliminarpues entonces en esos apartados dejaba mucho que desear AUNQUE FUESE UN BUEN ESCRITOR!!
También Mao fue un buen e importante puntal para crear el imperio chino AL MISMO TIEMPO QUE FUE UN GRAN ASESINO.
¿O no?
Ah sí, el famoso escritor y premio Nobel italiano Claudio Toscani...ah, ¿que no?, pues yo creía que Toscani era premio Nobel de literatura por su obra literaria, pero va a ser que no, que es uno que escribe en el periódico de un país cuyo régimen político es la monarquía absoluta y que tiene 929 habitantes, vamos que es colaborador de hoja parroquial de un pequeño pueblo.
ResponderEliminarSaramago, un genio literario y una persona excepcional que supo decirle al Vaticano cuatro verdades en su cara.
ResponderEliminarSaramago vivirá en su obra, mucho más noble y digna que la de la iglesia católica.
Por cierto, me parece de mal gusto que un diario vaticano se cebe con la figura de una persona fallecida el día anterior.
Se ve que tenían que esperar a que se muriera para que no pudiera contestarles, les hubiera puesto bien en su sitio a esos mercachifles del pecado vendedores de humo, negociantes sin escrúpulos del Vaticano.
Esto, cuando lo leí, sí me tocó lo que no suena... ¡Hipócritas y cobardes con sotana!!!!
ResponderEliminarAcusan a Saramago de "estar anclado en el marxismo". ¿Y ellos no están anclados a un libro mucho más viejo y "cuentista", como es la biblia?...
Por lo menos Saramago reconocía que sus libros eran de ficción, pero los curitas tratan de hacerte tragar sus cuentos infumables que no tienen lógica alguna.
¡Vigilad y controlad a vuestros pederastas y dejar a los escritores en paz, tocacojones con faldas!!!!
La iglesia desde luego ha demostrado de nuevo que tiene muy poca humanidad, no me meto con los creyentes que hay de todo, pero la iglesia como institución es, con perdón, cada día más vomitiva.
ResponderEliminarY menuda caridad cristiana es la de esperar a que un hombre muera para ponerlo verde. Ni han esperado a que pase el tiempo prudencial de respeto para sus familiares, sus amigos y para el mismo fenecido.