UN CARRILLON DEL S.IV

No hace muchos días, nuestra Tuli pidió que pusiese un reloj carrillón en el blog… anoche, recordamos la anécdota de una amiga y de la bronca por “el carrillón” cuando se separó. La situación fue tan demencial que me siento obligada a dejarla escrita aquí para la posteridad.
Vamos a ello:

Cuando se casaron, como regalazo de bodas, la suegra les donó un carrillón del siglo IV, que pertenecía a la familia. Era tan antiguo y tan valioso que databa hasta de la época en la que ni siquiera se había inventado el reloj… A Maite, que lógicamente no se llama Maite, el reloj no le gustó ni pizca pero como valía un pastón… se lo comió.
Según la suegra, la última tasación, allá por el 1958, había sido de 500.000 pesetas y eso era mucho dinero, por aquel entonces... ¡Como para no comerse aquel monstruo que ni siquiera daba las horas, pero valía un Potosí!

Durante años Maite lo cuidó, le sacó el polvo y le dio sus raciones cera y de “Politus”. Así fueron pasando los años con "la octava maravilla” luciendo en un rincón del salón.

Un día, el matrimonio de Maite se fue al traste, cosa que muchas veíamos venir, y empezaron las bofetadas. El marido reclamó el carrillón de su madre. Maite le dijo que, primero, devolviese el dinero que había retirado de la cuenta corriente que tenían en común. El no devolvió el dinero y ella tampoco devolvió el carrillón.

Un par de años después, Maite decidió mudarse a una casa mas pequeña y como el carrillón era demasiado grande, demasiado antiguo y demasiado feo… decidió venderlo. Llamó a dos anticuarios y el chasco que se pegó fue de impresión: El carrillón tenía de antiguo lo mismo que ella tenía de quinceañera, vamos que era una "lograda" copia y punto. Nuestra amiga pilló tan rebote…

La noche que nos lo explicó, en la que aún estaba calentita y no sabía qué cuerno hacer con el maldito, enorme y falso carrillón, con la segunda o tercera copa de vino en el cuerpo decidió: “¡Ya, se acabó! Mañana llamo a mi ex le digo que el carrillón está en el container y que por cierto, de follar no tenía ni puta idea”. Nos fuimos todos al suelo del ataque de risa. Nosotras tres las primeras, el resto... ¡medio segundo después! Les pareció una salida tan bestia...

Han pasado bastantes años y cada “x” tiempo recordamos esa historia, de ahí debió venir la solicitud del carrillón para el blog, y la cabreada pero sincera frase y decisión de Maite, pero… Nunca, que sepamos y lo sabríamos..., llamó a su ex, nunca le dijo que su mamita era una “fardetas” aparentona
y mentirosa y que él, en la cama, era un inútil total.
Yo le habría llamado, pero ella es más "personita" que yo. Jajajajaja
El bendito carrillón está, desde entonces en Alella, en casa de otros amigos a los que se lo regaló.

SARA MAGO, una pintora excelente.
(Según declaró la cultísima Esperanza Aguirre a QDQ)