Algunos niños de la Capital, y supongo que de otros muchos lados, pagan más por comer en el colegio que un diputado de la Asamblea de Madrid en la cafetería del parlamento.
En los centros públicos de Madrid, el menú de primero, segundo y postre cuesta este año 4,80 euros, mientras que los parlamentarios madrileños y trabajadores de la Asamblea desembolsan 3,55€ en la cafetería y 5,95€ en el comedor, ambos subvencionados por la Comunidad de Madrid.
Estos niños incluso pagarían más por comerse lo que lleven desde casa en la tartera: 3,80 euros al día sólo por usar el frigorífico y las instalaciones.
¿Es esto justo?... ¿Es lógico y normal que un niño de un centro público pague más que un diputado por su comida?... Y luego se encabritan porque algún juez los tache de "clase política" y decadencia...
¡De cerdos vividores, los tacho yo, directamente!
El parlamento madrileño tiene presupuestados hasta 358.000 euros anuales (175.000 fijos y 183.000 variables) para subvencionar el restaurante Arturo, propiedad de D. Arturo Fernández, presidente de la Confederación Empresarial de Madrid e íntimo amigo de Esperanza Aguirre. El flamante amigo de la "ex lideresa" también recibe 850.000 euros por el restaurante del Congreso de los Diputados.
¿Decandencia?... ¡No, sinvergonzonería!
¿Y el menú de 3,80 de los señores vividores se incluye agua de grifo o agua Cospedal, la de 5 euros la botella? Si incluye esta última, ya es la repanocha: para mear y no echar gota.
ResponderEliminar¡Ondia como se los montan los amigos de la Aguirre! Más de un 1,2 millones de euros para dar de comer a los señores parlamentarios. ¡Que cojones tienen!
Primicia de El Intermedio de La Sexta en el programa del pasado Lunes. http://www.lasexta.com/programas/el-intermedio/gonzo/queremos-comer-como-diputado_2012100100255.html
ResponderEliminarEsto solo tiene un nombre: IN DE CEN CIA y un adjetivo: H D P.
ResponderEliminarSi este país y sus ciudadanos aguantamos estas putadas tenemos un futuro muy negro, o mejor dicho, NO TENEMOS FUTURO
Y esta indecencia los políticos que no sólo no la denuncian sino que encima aceptan vergonzosamente engordar determinados "chollos" empresariales de los amiguitos del alma de la mayor chollista del Reino, la Esperancia.
Esto tiene que acabar mal por fuerza.
Lástima de "cocidito madrileño arreglao",que les podia preparar yo mismo,y ¡gratis!, bueno lo de gratis me imagino que no les impresiona,por lo acostumbrados que están a ello...
ResponderEliminarDigo, les iba a preparar un cocido "arreglao"del que dificilmente iban a regresar al mundo de los mortales...son unos tragadores,cazavinos y como decia Gil, robapiedras.
Pero entre unas y otras bromas de éstos zampabollos,nos están fastidiando a nuestros niños, con secuelas que son dificiles de preveer,espero que al menos sea una generación capaz de ponerles en la picota, cuando menos,ya que nosotros no hacemos nada...tenemos unas tragaderas...
Esta es una de las razones por las que la gente pierde los papeles, como hace unas semanas cuando una madre desesperada le lanzó una tartera a Esperanza Aguirre.
ResponderEliminarQue una familia deba pagar más por mandar al niño con la comida de casa que los parlamentarios autonómicos madrileños por su comida, deja en muy mal lugar la conciencia de los políticos, muy alejados (o pasando olimpicamente) de los problemas serios, reales y acuciantes de la ciudadanía.
Pd: cobrar 1,20€ a los receptores de la Renta Mínima de Inserción es patético, que esa es otra comparación vergonzosa.
Vamos avanzando en el proceso de implantación y consolidación de un sistema de castas. Solo hay tres, los inmensamente ricos, (el famoso 1%), los sicarios que les sirven, (políticos, jueces y demas cargos ligados al poder, con sus honrosas excepciones) y el resto, o sea los parias: nosotros.
ResponderEliminarEl clientelismo, el nepotismo, las mamandurrias de la Aguirre han corrompido el sistema hasta la médula.
Que un niño pague más, por usar un comedor para comer lo que se ha traído de casa, que un diputado por un menú en el congreso no solo es surrealista es, sobre todo, una canallada. ¡Malditos aprovechados malnacidos!
¿Hasta cuando seguiremos aguantando???
En los Parlamentos de todo tipo que tenemos en España se suele ofrecer un menú subvencionado para todo el personal que trabaja en ellos, incluidos los parlamentarios. Pero éstos últimos, en muchos casos, cobran dietas por cumplir su función, entonces... ¿Cómo es posible que señores que cobran dietas puedan comer a precio subvencionado y, mientras tanto, se retiran las becas de comedor para los escolares, en muchos casos con su voto a favor?...
ResponderEliminar¿No hay ningún parlamentario que considere indigno este proceder y lo denuncie públicamente?...
No deben extrañarse de que haya protestas contra todos ellos al grito de "No nos representan".
Doña Espe ¿esto entraría dentro del capítulo de mamandurrias o por el contrario, entraría dentro del de jamandurrias?...
ResponderEliminarResulta realmente descorazonador leer noticias como ésta y que, además, ponen en evidencia la connivencia de todos los políticos a la hora de aferrarse a sus prebendas.
ResponderEliminarNo es de recibo que se recorte a quienes más lo necesitan y se subvencione a políticos que quintuplican el salario mínimo español.
Por añadir datos. En Cataluña los escolares están pagando 6,20 por el menú diario, en Madrid 4,80. Algunas AMPAS de Barcelona han conseguido recursos para algunos centros y así rebajarlo a 5,50€.
¡Como siempre aquí pagando mas, en el comedor del Parlament también!
El detalle de que el tal Arturo Fernandez recibe 850.000 euros por un lado y 350.000 euros por otro de subvención de su amiga del alma, Esperanza Aguirre, para que los políticos (entre otros) coman más barato que los niños que llevan tupper al cole para ahorrar... es la metáfora perfecta de lo que sucede en este país.
ResponderEliminarEstas exquisitas formas de “conducta” no solo implican expolio continuado sino auténtico sadismo.
Ya va siendo hora de esos desalmados sin entrañas empiecen a sufrir las represalias personales por sus actos. Hay que perseguirles a todos, llamarles cerdos a la cara, y que ni uno solo pueda salir a la calle tranquilo.