HÉROES ANÓNIMOS

Ayer, supongo que como muchos, pasé varias horas frente al televisor siguiendo la evolución de la tragedia de Santiago de Compostela.

Un par de veces me indigné -podéis imaginar cuando y por qué- y sentí asco; pero la mayoría de las veces lo que sentí fue una tremenda pena, una gran rabia y una absoluta admiración por esas gentes que abandonaron todo para intentar paliar el desastre ocasionado por esa accidente ferroviario.

 

Esos, para mi, héroes son y por este orden:

 

-Los vecinos y vecinas de Angrois, quienes a los pocos minutos del accidente, cuando aún no habían llegado los bomberos, estaban ya cortando las verjas, saltando a las vías -aunque un vagón estaba ardiendo-, rompiendo las ventanas de los vagones con piedras, mazos o lo que tenían a mano y fueron los primeros en socorrer a los pasajeros heridos. Esas personas anónimas y solidarias ayudaron a muchas personas a salir de los vagones y, más tarde, a rescatar cadáveres. Mientras unos salvaron muchas vidas, otros corrieron a casa para traer mantas con los que tapar los fallecidos y agua para los heridos.

 

-Las empleadas y empleados de los hospitales quienes trabajaron durante horas y que incluso se incorporaron a sus puestos estando de vacaciones o por baja maternal. Como recordaba Helena Villar Janeiro, "Los hospitales que están haciendo frente a la catástrofe son públicos. Si no entendemos hoy lo que esto significa, no lo entenderemos jamás".

 

-Los bomberos dependientes del consorcio comarcal suspendieron durante siete días la huelga y las protestas que tenían convocadas. El comité de huelga hizo un llamamiento a los profesionales y, de motu propio, se incorporó hasta el personal que estaba de vacaciones.

 

-Los cientos de personas que respondieron a la llamada de los centros de transfusión para que se donara sangre en el Centro de Transfusión del Monte de la Condesa (Campus Sur). Se precisaba, sobre todo, sangre del grupo cero negativo y del A negativo, pero a las pocas horas se pidió a la gente que esperara unos días para volver a donar sangre ante la masiva respuesta de la sociedad gallega. En algunos hospitales se formaron colas de más de 500 personas.

 

¡Ojala nuestro políticos tuviesen la mitad de la decencia, humanidad, solidaridad y sentimientos que tiene el pueblo, en este caso el gallego! ¡Con eso sería más que suficiente!

 

Nota: Obvio comentar las visitas y falsas palabras de reyes, marianos y alfredos. Quedaron muy bien en la foto, ya me entendéis. ¡ESTE PUEBLO MERECE OTRA 'COSA'!