Este mediodía he presenciado una situación de tal vergüenza ajena que me ha dejado trastocada.
Lugar: Consigna del supermercado de El Corte Inglés.
Artistas invitados: Señora con mechas, de unos 50 años, muy emperifollada ella, y señor menudito encargado del super.
Tema: La merluza del Norte comprada el sábado no era del Norte, al menos NO del norte de España.
Conversación:
Sra. : - Mire no voy a perder ni un minuto más, Uds. me vendieron una merluza que no era del norte. Ya sé que el norte es muy grande pero yo entiendo norte por Galicia, Cantabria o el Pais Vasco y exijo el importe de la merluza de casi cuatro kilos con la que me engañaron.
Hombrecillo: - Señora, le aseguro que la merluza que teníamos el sábado era del norte...
- Mire a mi no me va a enseñar Ud. de merluzas y sé perfectamente que no era del norte.
- ¿Ha traído Ud. la mercancía?...
La señorona entonces saca un taper de una bolsa y le enseña un pedazo de merluza hecho polvo, de unos 250 gr. bailando en una salsa con pinta bastante asquerosa. Claro como la merluza no era del norte...
Atónito el hombre le suelta: - Señora está no es la merluza...
-¡Aquí está el ticket y claro que lo es! - le corta de inmediato ella.
- ...esto un trozo, no la pieza y encima está guisada...
- Lógicamente que la guisé y no nos dimos cuenta hasta que la llevé a la mesa y la probamos. Su sabor no es del norte, eso se lo digo yo - recalca muy enfafada y digna.
-Le repito señora que al menos debería haber traído la pieza entera aunque estuviese guisada y aún así...
- Le voy a ser muy clara, la merluza se la comieron porque no había otra cosa y he reservado este trozo como demostración de que no es del norte. ¡Si lo sabré yo que he comido mucha merluza en mi vida! y encima... ¡Lo mal que he han hecho quedar Uds. con mis invtados!... Además voy coja y me está doliendo la pierna. ¡Hágame el abono y acabemos de una vez!
- Señora, esto no lo podemos hacer...
Hasta ahí he llegado, pero la cara del pobre hombre era de guasa, la de las dependientas de consigna eran para partirse y el rostro de la "señora" era de cemento armado.
Me he marchado conteniendo la risa pero, cuando ya subía las escaleras mecánicas recordando la patética situación, me ha pillado un ataque de risa que ha hecho que algunos me mirasen como si estuviese loca.
¡Por Dios, menudo rostro y que poca vergüenza tiene alguna "gente"!
No sé lo que pudo costar esa merluza, a mi la merluza no me gusta ni del norte ni del sur, ni tampoco del centro, pero montar ese número me parece patético.