Mariano Rajoy, Don Tancredo para los amigos y MariAsno para sus enemigos, ha aterrizado en el Diccionario biográfico español y lo ha hecho como el 'presidente perfecto'.
En las cinco columnas que le dedica la obra -el panfleto- que recoge las voces de las personalidades más relevantes de la Historia de España, y que tantos disgustos le ha causado a la comunidad científica, se presenta a un Mariano Rajoy nuevo, remozado, impoluto y perfecto. Ha bastado una operación de cirugía histórica, para dejar blancos inmaculados todos los movimientos biográficos del protagonista hasta su llegada a la cima. Un lifting vital que limpia y da esplendor desde los grandes acontecimientos a los detalles ridículos, como su paso por el Ministerio de Cultura.
Porque gracias a Rajoy “el Estado adquirió el retrato de la condesa de Chinchón pintado por Francisco de Goya y se facilitó la dotación de una sede a la Academia de Cinematografía”. Y se hicieron “inversiones importantes” en los archivos de Indias, General de Simancas, “entre otros”, y, sobre todo, “se logró un acuerdo sobre el destino definitivo de la documentación generada durante la Guerra Civil”.
El refuerzo de la imagen política del presidente arranca desde su misma formación, recurriendo una y otra vez a la propaganda barata: “Como ministro del Interior, Mariano Rajoy vivió los atentados terroristas del 11 de septiembre en los Estados Unidos. Fue, de hecho, el primer ministro del Interior europeo que solicitó un encuentro con los representantes de la Administración estadounidense”.
Otro de sus hitos, que quizá la ciudadanía no ha valorado lo suficiente: “Le tocó afrontar tres crisis políticas relevantes: en primer lugar, la invasión de la isla de Perejil, muy cercana a Ceuta, por miembros de la Gendarmería Real marroquí en julio de 2002. La situación generó notable tensión entre la diplomacia de ambos países y fue finalmente resuelta, sin consecuencias, mediante e desalojo del contingente marroquí por parte de las Fuerzas Armadas españolas”.
La otra crisis a la que se refiere el artículo de la obra que ha costado cerca de siete millones de euros a los españoles, es el hundimiento del Prestige. "Ya avisamos de que no van a encontrar la más mínima mancha de los hilillos de plastilina", dijo Rajoy en su momento, cosa que ha obviado tan absurdo como falseado diccionario. Para ellos, "Mariano Rajoy fue el presidente de la comisión interministerial encargada de afrontar la catástrofe medioambiental que supuso el vertido del buque y que preparó el Plan Galicia de ayuda para compensar a los damnificados”.